blog Entrar en 'Bartola' es espiar, al menos por un instante, el mundo interior de sus creadores. Hace tan sólo seis meses, Micaela Tinelli (22, hija del millonario conductor televisivo Marcelo Tinelli), Joaquín Rozas (22) y Hugo López (24) lograron hacer realidad el sueño de construir un espacio donde convivieran sus tres pasiones: la gastronomía, el arte y la moda. La idea, dicen, nació un día cualquiera, en una charla cualquiera, y las ganas de hacer algo juntos se convirtieron de repente en un proyecto concreto. "Primero pensamos en tener una casa de diseño. Con Mica hacía tiempo que veníamos comprando muebles viejos para después restaurarlos. El papá de Hugo es ebanista y el tío, tapicero, así que las herramientas para hacer algo ya las teníamos", cuenta entusiasmado Joaquín, el novio de Micaela.
Sin embargo, el plan original de proyectar una firma de diseño enseguida mutó hacia la gastronomía. Así nació Bartola, un restó ubicado en pleno corazón de Palermo, con la original huella de sus protagonistas.
Sillas de estilos diversos (provenzales, de Viena, años 70) e inmensos baúles antiguos conviven en perfecta armonía con cuadros multicolores (el aporte artístico de Candelaria Tinelli, la otra hija, que estudia pintura hace tiempo), viejos abanicos y pajareras restauradas.
En el universo Bartola, una máquina de escribir Underwood asoma tras la imagen de un buda, cerca de un elefante indio, hay una bicicleta colgada..
"Estoy feliz, Bartola es tal cual lo imaginé alguna vez. Acá está todo lo que nos gusta. La fotografía que tanto disfruta Joaquín, con la moda y el diseño y también recuerdos de viajes", confiesa Micaela, la hija mayor de Marcelo Tinelli.
–¿Dónde buscaron los muebles?
Joaquín: En todos lados. Trajimos cosas del Mercado de Pulgas, del Ejército de Salvación, de San Telmo y de algunos amigos que ya sabían que estábamos armando algo. En noviembre del año pasado, empezamos a trabajar en el diseño del lugar. Me levantaba a las siete de la mañana y hasta entrada la madrugada no volvía a casa. Estábamos a full.
–¿Cómo pensaron el menú?
Joaquín: El novio de mi hermana, Andy Valaciano, nos dio una mano muy importante a la hora de pensar los platos. Igual, con Mica somos de ir mucho a comer afuera, tenemos una vasta cultura gourmet. [Se ríe.]
Micaela: Siempre encontramos algo para renovar el menú. Por ejemplo, los jugos en su mayoría los propuse yo. Soy fanática de los licuados raros. En la carta tenés hasta uno de zanahoria, manzana y miel…
Joaquín: Lo divertido también son los nombres. Hay un plato que lleva el apodo de Cande: "Lelé". Ella es ultranaturista, por eso el plato vegetariano lo bautizamos en su honor. [Se ríe.] Y después está el de Mica, que se llama "Tuta", que es como le decíamos de chica. Todo tiene que ver con nuestra vida.
–¿Cuál es la gran diferencia entre Bartola y los restós vecinos?
Joaquín: Me parece que una de las cosas más atractivas que tenemos acá es el menú del día, cuyo precio disminuye a medida que pasan las horas.
Micaela: Otro detalle interesante es que todos los muebles y los objetos de decoración del lugar están a la venta.
Joaquín: Lo hicimos a pulmón. Este lugar fue pensado como un espacio lúdico, cálido y con la mejor de las ondas. ¿Por qué no habría de funcionar?. /hola.com.ar
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